Liberando superhéroes climáticos de la naturaleza en los manglares de México.
Aunque la reducción de emisiones y la transición a fuentes de energía renovables son cruciales, está surgiendo un héroe menos conocido en la batalla contra el calentamiento global: El carbono azul. El carbono se almacena en diversos ecosistemas, como bosques, praderas y humedales. El carbono azul se refiere al carbono capturado y almacenado por los ecosistemas costeros y marinos, principalmente manglares, pastos marinos y marismas. Estos ecosistemas destacan por absorber y almacenar dióxido de carbono atmosférico (CO2), lo que los convierte en poderosos aliados en la lucha contra el cambio climático. Los manglares en particular, poseen una extraordinaria capacidad para almacenar carbono. Sus densos sistemas radiculares atrapan y almacenan dióxido de carbono, a menudo enterrándolo en las profundidades de los sedimentos. Este carbono puede permanecer encerrado durante siglos o incluso milenios impidiendo su liberación a la atmósfera, donde contribuiría al calentamiento global. De hecho, los manglares pueden almacenar 4 veces más carbono que una selva tropical.
Aproximadamente el 4% de los manglares del mundo se encuentran en México. México alberga extensos manglares a lo largo de sus costas, sobre todo en el Golfo de California, la Península de Yucatán y el Océano Pacífico. Estos manglares desempeñan un papel crucial como hábitat de diversas especies, protegiendo las zonas costeras de la erosión y secuestrando dióxido de carbono de la atmósfera. Su conservación y restauración son esenciales para mantener los ecosistemas costeros y mitigar los efectos del cambio climático.
El Proyecto de Carbono Azul de Bahía Magdalena adopta un enfoque integrado que combina la investigación científica, la participación comunitaria y el desarrollo económico sostenible. Al implicar a las comunidades locales y a las partes interesadas, el proyecto garantiza que los beneficios de la conservación del carbono azul se compartan equitativamente, al tiempo que promueve la resiliencia socioeconómica, preserva la biodiversidad, mejora la calidad del agua y aumenta la resistencia ante fenómenos meteorológicos extremos.
El carbono azul ofrece una poderosa solución al cambio climático basada en la naturaleza. Los manglares de México desempeñan un papel vital en el secuestro de carbono y la conservación de los ecosistemas costeros. El Proyecto Carbono Azul de Magdalena es un ejemplo pionero de cómo las comunidades locales, los expertos científicos y las empresas medioambientales con ánimo de lucro pueden colaborar para proteger estos valiosos ecosistemas y luchar contra el cambio climático.
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Acerca del autor:
Tom Sparke
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